Crucé uno a uno
los acontecimientos
de mi larga pero corta vida,
y pude ver con tristeza
que tras las horas
pasaban los días,
con velocidad pasmosa
y que tras los días…
los años,
aquellos mismos que
sin darnos cuenta
nos enseñaron tanto…
a amar, a llorar, a sufrir
y a ver que el tiempo
es un halo de luz
que desaparece en la mas
absoluta oscuridad,
en una sensación de absurda realidad
empujando como las olas
momentos de angustia y felicidad
de soberbia y humildad
a la vez
y sin darnos cuenta
se nos escapa de las manos,
como aquellos besos de juventud
que con toda pasión
quedaron alojados en un rincón
profundo del alma.
Aquella estrella que
colgada en lo más alto
de nuestro pensamiento,
avista ilusiones de nuestra vida
y no queda más que esperar
que se apague en la lejanía
cargada de vivencias y de sueños,
que algunos no se cumplieron
y otros acariciaron
la mas infinita realidad de ser,
en este inmenso vacío
que el tiempo nos proporciona.
Cuando entre tu mirada
y la mía
se cruzó un espacio llamado olvido
supe ver que las palabras
solo eran eso… palabras
que volaron tras los sueños perdidos,
tras los besos que se dieron
con todo el amor
que uno puede imaginar,
tras las lágrimas
que brotaron cuando el sonido de
mil te quieros que se dijeron
con el corazón
acariciaban nuestros oídos.
Atravesando tras las caricias
el suave murmullo
que dejaba oír un susurro
en medio de momentos
tan bellos que hacían
estremecer el alma.
Pero lo eterno es efímero
en la línea frágil del tiempo,
en el sueño
de un corazón enamorado
y se pierde
cuando las dos miradas
huyen de su encuentro.
Saber…
de que color
es la sonrisa
que comparte una caricia
o la luz en el amanecer
que sigue a un beso
que tras su origen
grita solo su nombre,
llama solo a su puerta.
Saber…
que sin sus abrazos
las noches se vuelven frías
y sin el olor de su pelo,
la vida es como
una sombra que camina
sola y moribunda.
Saber…
que en la amargura
la tristeza me atormenta,
me envuelve amamantando
solo la idea de…
que saber sin saber
es el conocimiento
que te da la vida
y que te la reafirma
cuando tras la noche
todo pasa a ser un sentimiento
que lleva por nombre
soledad.
