Noto tu lejanía
cómo te marchas de mi lado,
como si fueras un sueño
que se disipa y se pierde entre la niebla,
una niebla espesa y agónica,
grisácea y moribunda.
Me duele verte partir
porque siempre te he llevado en mi corazón
has sido el sustento de mi ser
y te he fallado, te he hecho mucho daño.
Mi ánimo roto lamenta entre un llanto
que no se ve, pero se siente
la herida que he dejado en tu corazón
una flor que regada por la lluvia
se ahoga entre sus lagrimas
por el sufrimiento que llevaras de por vida.
Mi tristeza se va agrandando mas
y te veo a lo lejos
diciéndome adiós,
por culpa de mi necedad,
de mi egoísmo,
de mi estupidez.
Siempre representaste
algo muy importante para mí,
aquel amarre donde encontraba
el amor y el cariño necesario,
era el estandarte de mis sentimientos.
Siempre estuviste a mi lado
aguantándome para que no cayera,
siempre te sentí dentro de mi alma.
Y ahora vamos muriendo poco a poco
como aquella rosa que se va marchitando
en el tiempo.
No sé si alguna vez me perdonaras,
pero lo que sí puedo decir
es que te he
querido
y te querré hasta la eternidad.
