JAMAS PERDURE
Jamás perduré en mis ansias
cogiendo las dulces flores
de la ensoñación.
Comprendí que solo la vida
es la que aporta la experiencia
y quise agarrarme a ella,
hacer camino,
subir poco a poco
peldaño a
peldaño,
empaparme del sentido de mis deseos,
beber del conocimiento
y absorber el dulce néctar del amor.
Pero la vida no te lo da
con la facilidad que uno quisiera
no te muestra el camino
señalándotelo con un dedo,
indicándote la dirección.
Tienes que vivirla,
tienes que aferrarte a sus leyes
y palparla, escucharla, acariciarla,
solo así los sueños se realizan,
solo así…
sacas provecho de esta.
Y cuando sea el último viaje,
te iras contento de lo recorrido,
con todos sus pros y sus contras
pero realizado y satisfecho.