La vida…
es como un gran rosal,
nos inunda con bellas flores
que nos alegran.
Flores que dejan un aroma indescriptible,
flores que rozan la perfección
en la composición de sus pétalos.
Pero ese rosal también…
tiene espinas
que nos hieren no solo en la piel,
sino en el corazón.
Por eso cuando las flores
se marchitan,
solo el
recuerdo es el que hace que
su belleza perdure en el tiempo,
esa belleza que nos hace sentir
que lo amado es lo realmente deseado
y que al final la vida,
es un sueño que poco a poco
se va desvaneciendo
en mitad de la nada.