Viene la vida
que llama a nuestra puerta
tras el unísono llanto
de la existencia.
Los sueños abrigan
la esperanza de vivir
bajo un manto de espesa niebla
que nos mantiene atrapados
en un sinfín
de pensamientos
agarrados a nuestra mente,
tras una
suave brisa
el tiempo pasa,
nos hacen ver que en la penumbra
de nuestro corazón
se encierran sentimientos
que llaman a la existencia,
a la alegría y al júbilo
pero también a la tristeza
cierto es…
que se aferran a nuestra alma
pero no siempre lo negativo
es el pregón
de algo que tiene
que afligirnos
eternamente,
las malas experiencias
solo llenan entre otras
el saco de la vida
el saco de la vida
y a lo largo
de esta
entendemos irremediablemente
que sin la
muerte
no existe la vida
y sin esta
seriamos como el éter
de la nada
que vagaríamos perdidos
por el abismo de la inexistencia.