domingo, 27 de junio de 2010

CON EL PASAR DE LOS AÑOS


Crucé uno a uno
los acontecimientos
de mi larga pero corta vida,
y pude ver con tristeza
que tras las horas
pasaban los días,
con velocidad pasmosa
y que tras los días…
los años,
aquellos mismos que
sin darnos cuenta
nos enseñaron tanto…
a amar, a llorar, a sufrir
y a ver que el tiempo
es un halo de luz
que desaparece en la mas
absoluta oscuridad,
en una sensación de absurda realidad
empujando como las olas
momentos de angustia y felicidad
de soberbia y humildad
a la vez
y sin darnos cuenta
se nos escapa de las manos,
como aquellos besos de juventud
que con toda pasión
quedaron alojados en un rincón
profundo del alma.
Aquella estrella que
colgada en lo más alto
de nuestro pensamiento,
avista ilusiones de nuestra vida
y no queda más que esperar
que se apague en la lejanía
cargada de vivencias y de sueños,
que algunos no se cumplieron
y otros acariciaron
la mas infinita realidad de ser,
en este inmenso vacío
que el tiempo nos proporciona.

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