sábado, 12 de noviembre de 2011

EL ULTIMO TREN

Perdimos el último tren
que nos habría de llevar a un sueño,
un sueño donde las estrellas
caen del cielo
y se acurrucan
en un corazón enamorado
buscando brillar
como nunca han brillado.
Un sueño que nos habría
de hacer alcanzar
la mas alta cúspide
que jamás hubiéramos escalado
a pesar del viento
y  las neblinas
que hieren el alma.
Aquel tren
que con suspiros recorría
como una lágrima
recorre la mejilla,
los raíles que nos llevaban
a un lugar muy lejano
donde reír, suspirar y soñar
era algo obligado,
hasta hacer volver
con nuestros deseos
las oscuras golondrinas de Bécquer
en los santos lugares
del espíritu,
allá donde con una caricia
 lloraba una ilusión
y allá donde con un beso
una ilusión dejaba caer una caricia.
Y en el oído mientras tanto
te susurraba
que eras una estrella
que cayó del cielo.
Pero perdimos el tren
aquel que nos hubiese llevado…
a lo más profundo del alma.

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