sábado, 11 de julio de 2015

CREÍ...

Creí tocar el cielo con mis manos
pero se disipaba en el momento
volátil, etéreo, sutil.
Acompañaba un sueño imposible
que observaba aquel camino
que no deseaba coger
entre flores, coqueteos  y sueños bucólicos.
Mi mente suplicaba no caer
por el abismo, pero por otro lado
quería tirarme sin estar sujeto
a ningún lado.
Quería volar libre sin que la razón
 frenara a la locura.
Me agazape esperando
que pasara el momento
escondido, invisible
calmado en un estado de animo
que aparentaba una cosa
y era otra,
muerto de miedo ante
el despertar posible de un sentimiento
que reprimía atado
con un nudo difícil de desatar,
agarrado en las entrañas de la enajenación
donde los sueños eran capaces
de acariciar la luna
 y donde aquel camino
me sumergía ante lo absurdo
de lo imposible. 

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