Mirando la luna
vi tu cara bonita
como nunca la había visto
a través de unas ramas,
reflejada en el agua,
en mis sueños tal vez,
o en aquellos recuerdos de adolescencia.
Y te sentí brillar
como brilla la noche
tras la tormenta
y dios … lo que hubiera dado por besarte
en aquellos momentos,
por sentir esa piel en mis labios
y acariciarla.
Y seguí mirando la luna
a ver si te veía por más tiempo,
a ver si el regalo del amor
brotaba de su luz maravillosa,
pero se disipo entre las nubes,
y esperé y esperé,
pero no volví a verte.
Desaparecieron los recuerdos,
los sueños y los deseos de amor,
que tanto añoré
y solo una lágrima me hizo recordar
que entre un sueño y la realidad
está la luna…
observándonos y brillando en el cielo.
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