jueves, 30 de julio de 2009

PERDIDA


Sombría la noche
me despedaza el talante
decaigo, me enfrío
y mi ánimo solloza
ante la crueldad del destino.
Buscando el acompañante solitario a mis recuerdos,
aplaudiendo la sola ansiedad de mi alma
ensombreciendo la vida tras una experiencia amarga
llorando ante la sombra negra de la muerte
en el envolvente clímax de la vida.
Así me encuentro
ante la resquebrajada razón
en la inmensidad de un océano de preguntas,
en el ilimitado rincón que el silencio me provoca,
donde se desangra el recuerdo,
de esa angustia que me provoca su ausencia,
que llora tras la perdida
de ese gran amigo.

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