Sangre en mi sangre llora
cuando desde mi corazón
suplico parar este tormento
que anuda y amordaza
mi alma
entre lágrimas que piden
romper el silencio
gritando con firmeza
y reconociendo que han muerto
mis palabras,
que he muerto
por un trozo de felicidad.
"he muerto por un trozo de felicidad". Los dos últimos versos parecen salidos de la pluma de Shakespeare. Muy bonito.
ResponderEliminar