En un anochecer
inertes mis ojos no parpadean
cierran las puertas de la ilusión,
me separan de la realidad aparente
allí donde mi imaginación baga
por la neblina de una pesadilla
y la clara palidez de un alegre sueño.
Donde la realidad pasea por la cuerda floja
y con sus alas hace flotar mi fantasía
dando rienda suelta a nuevas experiencias
por el camino que mi mente abre,
un camino que a veces tenso
te hace sudar de angustia, y otras tan relajado
que te paraliza en medio de una penumbra,
y en algunas ocasiones
no sabes con certeza,
te mueves en la duda
reflexionando si la verdad nubla tu fantasía,
o si esta obscurece tu verdad.
Qué preciosos poemas... ¿Hay una forma mejor de comenzar a desplegar las velas en una mañana de verano? Te leo y pienso en el gran John Keats, poeta entre poetas. Aún más luminosos me parecen tus poemas.
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